Émile Gaboriau |
Hay una casa editora asturiana, dÉpoca editorial, que se ha
empeñado en editar novelones del XIX,
según dice en su propia web; dentro de su catálogo hay una serie que se titula Misterios de época en la que están
traduciendo algunos de los autores fundamentales en los orígenes del genero
policiaco, hasta la primera guerra mundial, aproximadamente: ya obran en mi
poder El misterio del carruaje (1886)
de Fergus Hume[1]
y El misterio de Gramercy Park (1897)
de Anna Katherine Green[2];
veo también que tienen en prensa algo de Richard Austin Freeman, de Gaston
Leroux y de Maurice Leblanc (a lo mejor aprovecho la excusa y les cuento algo
sobre Leblanc y Arsène Lupin, todo un personaje que marcó mi adolescencia como
lector y al que de vez en cuando regreso para volver a sentirme un lector
adolescente). En cualquier caso, hoy no voy a hablar de de ninguno de ellos,
sino de Émile Gaboriau, de quien dicha editorial ha publicado El crimen de Orcival (1866)[3].
En los orígenes de la novela policiaca es posible distinguir
dos líneas fundamentales: la más conocida es la anglosajona, que parte de Edgar
Allan Poe (The Murders in the Rue Morgue,
1841, el principio de todo), que continúa con Dickens (The Mystery of Edwin Drood, 1870) y con su íntimo amigo Wilkie
Collins (The Moonstone, 1868) y que
cristaliza en Conan Doyle; Borges lo resume muy bien: Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) fue un escritor de segundo orden a
quien el mundo debe un personaje inmortal: Sherlock Holmes [4];
para los puristas, todo lo
anterior converge en Sherlock Holmes; todo lo que ha de venir parte de Sherlock
Holmes; Rex Stout, en un famoso artículo de 1941 en el que postula que Watson
era una mujer[5],
se refiere al canon holmesiano (no sin cierta ironía, habida cuenta de lo
herético de su tesis) como las sagradas
escrituras.
Vidocq |
La otra línea, más desconocida, es la francesa: su punto de
partida es un personaje real, Eugène-François Vidocq, jefe de la policía
napoleónica y postnapoleónica y fundador de la primera agencia de detectives de
que se tenga noticia, cuyas Mémoirs (1828-1829)
sirvieron de de modelo a Balzac (es en quien se inspira el personaje de Vautrin
de Le Père Goriot, 1842, y de Splendeurs et misères des courtisanes, 1838-1847) y
a Victor Hugo (en Les Misérables, 1862); hay una película protagonizada
por Gérard Depardieu e Inés Sastre sobre Vidocq que se deja ver muy bien. Y en
esta línea Émile Gaboriau hace el papel de eslabón con respecto al momento
clásico francés (los ya citados Leroux y Leblanc) que Dickens y Collins hacían
con respecto al momento clásico anglosajón, o sea, con respecto a Conan Doyle.
Al conocimiento de Gaboriau llegué a través de dos fuentes: en
primer lugar, la imprescindible Historia
de la novela policiaca de Fereydoun Hoveyda[6];
la segunda, el propio Sherlock Holmes quien, famosamente, diagnostica en el
capítulo II de A Study in Scarlet (1887): "Lecoq was a miserable bungler," he said, in an angry
voice; "he had only one thing to recommend him, and that was his energy.
That book made me positively ill. The question was how to identify an unknown
prisoner. I could have done it in twenty-four hours. Lecoq took six months or
so. It might be made a text-book for detectives to teach them what to
avoid."[7]¿Quién
era ese monsieur Lecoq acerca de
quien Holmes se mostaba tan extremadamente severo? Pues es el detective creado
por Gaboriau: aparece por primera vez, como personaje secundario, en L’affaire Lerouge[8], y
a partir de Le crime d’Orcival, como protagonista de sus novelas policiacas.
Pero veo que llevo ya escrito folio
y medio y aún no he entrado en materia, me he quedado en una introducción más o
menos histórica y no he hablado de lo que quería: de cómo las aventuras de
Lecoq, por mucho que Sherlock Holmes las desprecie, confluyen e influyen en lo
que es la línea principal del género, la anglosajona, y en particular en las propias
novelas largas de Conan Doyle. Casi les emplazo
para la próxima entrada.
[1]
Hume,
Fergus[son Wright]:
El misterio del carruaje [The Mystery of
a Hansom Cab].- [Introducción de Susanna González.-
Trad. de Rosa Sahuquillo Moreno y Eva María González Pardo.- Ilustraciones
originales de C. Sedano].- dÉpoca
editorial (Misterios de Época), [Morcín 2015].- 345 págs., ilustr. en negro
(23,5 x 15,5).
[2]
Green,
Anna Katharine: El misterio de Gramercy Park [The Affair
Next Door].- [Introducción de Carmen Forján
García.- Trad. de Rosa Sahuquillo Moreno y Susanna González.-
Ilustraciones originales de L. Malteste].- dÉpoca editorial (Misterios de Época), [Morcín 2014].- 391 págs., ilustr.
en negro (23,5 x 15,5).
[3] Gaboriau, Émile:
El crimen de Orcival [Le crime
d’Orcival].- [Trad. de Eva María González Pardo.- Introducción de Juan Mari
Barasorda.- Ilustraciones de Iván Cuervo Berango y Jules Guerin].- dÉpoca editorial (Misterios de
época), [Llanera 2015].- 443 págs. (23,5 x 15).
[4]
Borges
[Acevedo], Jorge Luis; y Vázquez, María Esther: Introducción a la literatura inglesa.- Alianza
Editorial (El Libro de Bolsillo, Biblioteca de autor n.º 25), [Madrid (1)1
1999].- 111 págs. (17,5 x 11). La cita figura en la página 91 de esta edición
[5] Stout, Rex
[Todhunter]: “Watson era una mujer” [“Watson was a Woman”], [trad. de
Silvia Serra], en Club del Misterio,
XI (Bruguera, Barcelona 1983), IX-XV.
[6]
Hoveyda, Fereydoun: Historia de la
novela policiaca [Histoire du Roman Policier].- [Prólogo de Jean Cocteau.- Trad. de Monique Acheroff].- Alianza
Editorial (El Libro de Bolsillo n.º 69), Madrid [1967].- 225 págs. (18 x 11).
[8] Hay traducción española: Gaboriau, Émile: El
caso Lerouge [L’affaire Lerouge].- [Prólogo y trad. de Jaume Fuster].- Península (Ediciones de Bolsillo
n.º 71, Serie negra policial n.º 12), Barcelona 1972.- 200 págs. (18,5 x 11,5).
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