domingo, 3 de noviembre de 2019

Sobre el significado de la pintura en “La fundación” de Buero Vallejo (y II)


Antonio Buero Vallejo



Hace casi exactamente un año dedicaba mis elucubraciones a intentar esclarecer algunos aspectos acerca de la función que desempeñaba la pintura en La fundación de Antonio Buero Vallejo. En aquella entrada me fijaba en las obras El arte de la pintura o El estudio del artista de Johannes Vermeer de Delft (c.1666, Kunsthistorisches Museum, Viena) y El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck (1434, National Gallery, Londres) y prometía intentar aclarar, en un futuro más cercano que lejano, el significado de Ratones en una jaula de Tom Murray (s. XIX). Ese es el propósito de esta nota.
La cita sobre Tom Murray figura al comienzo del cuadro segundo de la primera parte. Dice así:
Tomás.(Caviloso.) Eso espero… (Pasa hojas.) Monet… Van Gogh… Eso espero… (Enmudece. Asel lo mira, muy atento.) No conozco a este pintor. ¿Os gusta?
Asel.– ¿Y a ti?
Tomás.– Dibujo sólido, pero flojo de tonos… (Tulio atiende.) Será un animalista del siglo XIX.
Max.– ¿Un animalista?
Tomás.– Ya lo ves. Ratones en una jaula. Un tema sórdido. (Durante estas palabras aparece Berta en la puerta, sonriente y sigilosa.) Hay algo repelente en las expresiones de estos animales. (Sin que nadie repare en ella, Berta avanza unos pasos. Tomás se inclina sobre el libro.) Tom Murray. No sé quién es. (Ensimismado, Lino modula sus gorjeos con la boca cerrada.)
Asel.– ¿Lo conoces, Tulio?
Tulio.– No. (Tomás se está incorporando lentamente. Sin volverse, parece intuir la presencia de ella a sus espaldas.)
Asel.– ¿Y qué hacen esos pobres ratones? (Berta frunce las cejas y retrocede en silencio.)
Tomás.­– (Absorto.) ¿Qué hacen?
Asel.– Algo hacen o algo esperan.[1]
Para quienes no estén familiarizados con la obra, la fundación a la que hace referencia el título no es sino una cárcel a la que la Tomás, el personaje principal, ha transformado en su conciencia, con objeto de huir de una realidad que le aterra, en una institución académica para investigadores y creadores –por más señas, se ha señalado como fuente de inspiración la Residencia de Estudiantes–. Por el contrario, sus compañeros de celda –Asel, Max, Tulio y Lino– son perfectamente conscientes de su situación. En otro plano, Berta es la novia de Tomás, pero no se trata de un personaje real sino de una proyección de la mente del propio Tomás: de esta manera –y aunque el espectador aún no lo sepa en este preciso momento de la representación– las intervenciones de Berta no son sino  un reflejo del subconsciente enfermo del protagonista; en este sentido no está de más para entender el contexto del fragmento citado que Berta es una investigadora que trabaja con ratones y que tiene uno al que llama, como una especie de homenaje a su novio, Tomasín. Pero que no se nos pierda de vista: esto solo existe en la mente de Tomás.
Vamos ahora con Tom Murray. Buero nos informa de que se trata de un pintor animalista del siglo XIX, de dibujo sólido pero flojo de tonos. Su obra Ratones en una jaula es la única que se cita y su significado simbólico no se le escapa al lector o al espectador avisado: hay un doble paralelismo entre la jaula y la fundación-prisión y los ratones y Tomasín-Tomás-sus compañeros.
Tomás no conoce a ese pintor. Yo tampoco. Así que me pongo a investigar. Y como estamos en 2019 y no en 1974 –la fecha de estreno de La fundación– pongo Tom Murray en Google e invito al lector a que haga lo mismo. A ver qué pasa. La primera búsqueda no da resultados: me sale un actor de cine mudo –que trabajó con Chaplin en algunas películas–, un golfista y un escritor. Restrinjamos la búsqueda a Tom Murray painter: ahora sí, aparecen varios, pero uno es estrictamente contemporáneo a juzgar por el copyright de su página, otro es del siglo XVIII y un tercero trabaja en la actualidad y por su currículo, estilo y firma –Thomas, no Tom– es distinto al primero. Así que pongamos en el buscador Tom Murray Buero Vallejo. Ahora sí comienzan a aparecer referencias, pero solo relacionadas con La fundación: véase, por ejemplo, la entrada La pintura en La fundación, de Buero Vallejo de Isabel Domínguez, o Buero Vallejo, La fundación, Historia de una escalera del blog Cuaderno de Rosa creatividad para las clases de Lengua y Literatura o la guía de lectura de La fundación preparada por Carmen Aráez[2]. Parece que el tal Tom Murray no existiera fuera de La fundación.
Y esa es la clave: prácticamente todos los estudios acerca de la obra de Buero reproducen acríticamente los datos aportados por el dramaturgo y dan por buenas sus afirmaciones cronológicas, estilísticas y de autoría acerca de Ratones en una jaula[3]. Pero la hipótesis correcta es justo la contraria: Murray es otra invención de Tomás que se inserta en la realidad hasta el punto –y he ahí la habilidad de Buero– de que el lector, el espectador, el historiador de la literatura dan por real lo que solo es ficticio. Es darles la vuelta a los límites de la realidad y de la ficción hasta convertir la una en la otra y la segunda en la primera, lo que constituye el tema último de La fundación.
Fue Eric W. Pennington –hasta donde he podido investigar– quien señaló, en un libro de 2010[4], el trampantojo. Es decir, don Antonio nos mantuvo engañados durante la friolera de treinta y seis años y, como he tratado de mostrar, dicha mistificación aún es desconocida por muchos de quienes nos ocupamos de La fundación. Dice Pennington:
The most baffling reference to a work of art is without doubt the mention of Tom Murray, who, presumably, is a nineteenth century “animalist painter”. His painting depicts rats in a cage, and the image does not sit very well with Tomás at all. It would appear that Buero has turned towards the Borgesian mode of narration, in this case. No such artist exists in the annals of art history. Two significant clues to the nonexistence of this imagined artist and his work are given in the text. First, Tulio is apparently extremely well-versed in these world-famous masterpieces of Western Art. Second, Tomás himself is no dilettante. Although he may be rusty on the details, we need to remember that everything Tomás says about these paintings is not coming from a book. It comes from his memory. He knows a lot about great art. Therefore, when neither Tulio nor Tomás recognize the artist Tom Murray or his painting, our curiosity is heightened as to the question of this artist’s actual existence. If Tulio is not familiar with this artist, he most likely does not exist.[5]
Permítaseme concluir remarcando la expresión the Borgesian mode of narration, el modo de narración borgiano: creo que es la primera vez que veo señalar una relación –por otro lado, cuando se cae en ello, tan evidente– entre ambos autores.


[1] Cf. Buero Vallejo, Antonio, Obra completa. I. Teatro, edición crítica de Luis Iglesias Feijoo y Mariano de Paco [Serrano] (Espasa Calpe, Madrid [1994]), pág. 1436. La fundación se halla, en esta edición, entre las págs. 1409 y 1499.
[2] Consultadas el 3 de noviembre de 2019.
[3] Así, en Baena Peña, Enrique; y Cuevas García, Cristóbal (dirs.), El teatro de Buero Vallejo, texto y espectáculo: actas del III Congreso de Literatura Española Contemporánea, Universidad de Málaga, 14, 15, 16 y 17 de noviembre de 1989 (Anthropos Editorial, 1989), puede leerse en nota ubicada en la pág. 332 que […] el enajenado prisionero reitera esa alegoría (obsesiva en él) en la descripción de unas inexistentes reproducciones de un no menos inexistente libro de pintura, en el que se pueden ver Ratones en una jaula, cuadro de Tom Murray; o en la pág. 106 de Lasala Benavides, Lola, Estudio crítico de La fundación de Buero Vallejo. Holograma o libertad (Mira Editores, [Zaragoza 2015]), que dice: También se alude a otro pintor menos conocido, Tom Murray, animalista del siglo XIX, cuyo cuadro muestra unos ratones enjaulados.
[4] Pennington, Eric W[ayne]: Approaching the Theater of Antonio Buero Vallejo: Contemporary Literary Analyses from Structuralism to Postmodernism.- Peter Lang.- New York-etc. [2010].- 373 pages.
[5] La referencia más desconcertante a una obra de arte es, sin duda, la mención de Tom Murray, quien, presumiblemente, es un pintor animalista del siglo XIX. Su pintura representa las ratas en una jaula y la imagen no le sienta muy bien a Tomás. Parecería que Buero se ha vuelto en este caso hacia el modo de narración borgiano: no existe tal artista en los anales de la historia del arte. En el texto se dan dos pistas importantes sobre la inexistencia de este artista imaginado y de su obra. En primer lugar, Tulio conoce aparentemente muy bien estas obras maestras, mundialmente famosas, del arte occidental; en segundo lugar, el propio Tomás no es un diletante y, aunque puede estar oxidado en los detalles, debemos recordar que todo lo que Tomás dice sobre estas pinturas no proviene de un libro, proviene de su memoria: él sabe mucho de arte. Por tanto, cuando ni Tulio ni Tomás reconocen al artista Tom Murray ni su pintura, nuestra curiosidad aumenta en cuanto a la cuestión de la existencia real de este artista. Si Tulio no está familiarizado con este artista, lo más probable es que no exista. Pennington, op. cit., pág. 254.

6 comentarios:

  1. Una tesis interesante; ya que la inmensa mayoría de las veces, este pasaje de la obra pasa completamente desapercibido a la hora de rememorar aquellos momentos de duda cuando ya sabemos de qué va tema en el Acto II. Si no llega a nombrarse, yo jamás habría reparado en aquel cuadro del que, curiosamente, Tulio no tenía ni idea; y eso que Tulio era, de todos los presentes, el más versado en temas de arte.
    Además; el hecho de que Tom Murray sea una invención; hace que en un mismo fragmento podamos ver hasta que punto está Tomás imaginando cosas, ya que Berta y el cuadro son muy similares en cuanto a que ambos reflejan la realidad de Tomás, pero a mi modo de ver, este pintor no refleja nada; y teniendo en cuenta que Vallejo mide sus palabras con suma cautela, me resulta muy difícil creer que el nombre de este autor no signifique nada especial ni haga ninguna referencia.
    Sin duda, ese cuadro estaba ahí, y yo no me había dado ni cuenta hasta ahora. Una ávida vista, afamado profesor de Lengua Castellana y Literatura II.

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  2. Me alegra que mi aportación te haya hecho profundizar en el sentido de este fragmento y de la obra de Buero Vallejo.

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  3. Me encanta lo locuaz y expresivo que puedes llegar a ser en tus comentarios...

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  4. Buero Vallejo, se refiere a Tomas More 1478-1535 y su obra Utopía, que dará origen a la literatura de ficción en torno a sociedades distópicas

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  5. Siento disentir: fuera de las similitudes fónicas entre Tom y Tomás (en inglés, Thomas) y Murray y Moro (castellanización del apellido original, Moore) no veo ninguna relación entre un pintor inventado del XIX y un político (y, para los católicos, un santo con la palma del martirio) del XVI. Por otro lado, Utopía, como su propio título indica, es una sociedad utópica (esto es, deseable), no distópica.
    En cualquier caso, gracias por tu comentario.

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