Mostrando entradas con la etiqueta Novela policiaca. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Novela policiaca. Mostrar todas las entradas

miércoles, 6 de enero de 2021

Dos versiones de una misma historia: de Waterloo a Marengo


Cuenta la leyenda que el origen de la fortuna de la familia Rothschild se remonta a una jugada de fortuna tras la batalla de Waterloo. Según se sabe, esta batalla supuso el final del imperio de Napoleón, que tuvo que abdicar por segunda y definitiva vez y marchar al exilio a Santa Elena, una islita de poco más de 100 km2 situada en mitad del Atlántico. Pues bien, el día 18 de junio de 1815 toda Europa estaba pendiente del resultado del enfrentamiento entre los últimos soldados napoleónicos y los que conformaban la séptima coalición, al mando del británico Arthur Wellesley ­
mejor conocido como duque de Wellington− en una llanura belga cercana a la ciudad de Waterloo[1]. Si la victoria se decantaba del lado francés era de esperar la reanudación de los enfrentamientos bélicos a escala europea, que no conocían solución de continuidad desde la ruptura de la paz de Amiens (1803); por el contrario, si vencían británicos, prusianos y demás coaligados era de esperar un largo periodo de paz y, por ende, de escenario propicio para la reanudación de la actividad mercantil y financiera. Y eso era lo que esperaba Nathan Mayer Rothschild, el más destacado miembro de la segunda generación de su dinastía, financiero de origen judío alemán que se había afincado en el Reino Unido y que había fundado en 1808 el Banco N. M. Rothschild & Sons, banco que por otra parte aún funciona en la actualidad. Y cuenta la leyenda que Nathan Rothschild se las ingenió para ser el primero en enterarse del resultado de la batalla: según algunas fuentes[2] el propio financiero estaba presente en la llanura de Waterloo y, tras la derrota de Napoleón, logró alquilar una embarcación con la que llegó a Inglaterra rápidamente[3]; según otras[4], fue una paloma mensajera la que recorrió volando los algo menos de 400 km que separaban el campo de batalla de la capital británica. Sea como fuere –sigue contando la leyenda– Nathan Rothschild, sabedor de cuál era la situación real, hizo circular la especie de que Napoleón había resultado vencedor en la contienda, lo que provocó que la bolsa londinense sufriera un desplome que las fuentes han cuantificado desde el 5%[5] hasta valores bastante más altos; en cualquier caso, cuando el banquero consideró que la situación en el mercado era lo suficientemente favorable, sus agentes comenzaron a comprar las acciones previamente depreciadas, acciones que volvieron a apreciarse hasta alcanzar valores de cotización superiores a los de su posición de partida. En pocas palabras: primero hundió el mercado y, cuando estaba lo suficiente hundido, se lo compró entero (o casi) a precio de saldo.

Jacques-Louis David, El emperador Napoléon en su estudio de las Tullerías (1812), Washington, National Gallery of Art

La primera vez que tuve noticia de la anécdota fue hace más de treinta años, a través de un manual francés sobre crisis económicas, del que traduzco lo sustancial:

Al anochecer del 18 de junio de 1815, las últimas esperanzas de Napoleón se derrumbaron. La Bolsa de Londres no se había equivocado en sus previsiones optimistas: antes de que se conocieran los resultados de la batalla, el descenso del precio de las acciones, iniciado a principios de junio, se había detenido. Una leyenda atribuye la fortuna de Nathan Mayer Rothschild a una acción especulativa afortunada: se cuenta que habría conocido la derrota francesa gracias a palomas mensajeras y que así habría podido proceder a fructíferas operaciones de arbitraje. Sin duda, es inexacto. Por otra parte, Rothschild debía el poder de su posición a su papel de intermediario en nombre del gobierno británico: este último remuneraba directamente sus servicios. Si la anécdota es falsa, no por ello deja de resultar significativa: traduce el clima de especulación que reinaba en Londres, la sensibilidad de las posiciones del mercado y las oportunidades de ganancia que se ofrecían a los hombres de negocio.[6]

De la lectura de algunos enlaces incluidos más arriba –y de otros como este[7]– se desprende que la leyenda del origen de la fortuna de los Rothschild en Waterloo se atribuye a un panfleto antisemita de treinta y cinco páginas publicado en 1846 por el polemista Georges Dairnvaell bajo el seudónimo de Satan con el título Histoire édifiante et curieuse de Rothschield Ier, roi de Juifs. Como la Biblioteca Nacional Francesa tiene la envidiable costumbre de digitalizar prácticamente todos sus fondos, el curioso lector puede consultarlo en línea aquí[8].

***

El año pasado editorial Cátedra, en su colección Letras universales, publicó una nueva edición de Un asunto tenebroso de Balzac[9]; a pesar de que ya tenía una buena traducción[10], lo voluminoso del prólogo, la profusión de notas y la presencia de apéndices me movió a hacerme con un ejemplar. Para los aficionados a la novela policiaca –y los asiduos de este blog saben que yo me cuento entre ellos– Un asunto tenebroso ocupa un lugar privilegiado en la historia del género: escrita en 1837 y publicada en 1841 –el mismo año que The Murders in the Rue Morgue de Poe– se ha considerado, en ocasiones, la primera novela –en su sentido de narración de mayor extensión que el cuento– policiaca y, desde luego, la primera en lengua francesa. Sin entrar en más disquisiciones, coincido con la conclusión a la que llega Mauro Armiño en el prólogo a la edición citada:

Un asunto tenebroso […] contiene varios elementos del género: plantea, desde luego, materiales temáticos, por ejemplo enigmas que la investigación de Corentin y Peyrade trata de resolver a partir de deducciones propias del caballero Dupin –el botón de un uniforme en el polvo del camino, las huellas de una herradura, restos de yeso, el número de caballerías–, pero la estructura de lo policial se difumina en el excesivo número de intrigas; […]. Llevado por su reciente idea de La Comedia humana como fresco histórico, Balzac desvía lo policial hacia la explicación del asalto al poder de los parvenus de la Revolución, […].

De ahí que parezca un exceso calificar de «primera novela policiaca» Un asunto tenebroso; sin embargo, desempeña un papel en la evolución del género que va a dar lugar, en seguida, a un subgénero más: la novela judicial, con una evolución que llegará hasta finales del siglo XIX.[11]

En síntesis, la obra narra la conspiración de Talleyrand y Fouché[12] para destituir a Napoleón si este era derrotado (lo que no ocurrió) en la batalla de Marengo (14 de junio de 1800), mezclando este hecho con otros posteriores como la conspiración de Cadoudal (1803), el asesinato del duque d’Enghien (21 de marzo de 1804) y el secuestro del senador Clément de Ris (septiembre a octubre de 1800). La mayor parte de la trama se dedica a este último episodio –aunque el senador secuestrado responde al nombre de Malin–, a la resolución del mismo y al juicio a que dio lugar: de ahí la referencia al subgénero de novela judicial[13] a que alude el prologuista.

Honoré de Balzac

Pues bien, al final de la novela[14] se narra en detalle la conspiración paralela a la batalla de Marengo y en esa narración hay dos detalles que me han llamado la atención: el primero, que Fouché había encargado la impresión de carteles en que se proclamaba la puesta al margen de la ley y la muerte política de Bonaparte[15], pero que la difusión de los mismos se pospuso hasta conocer el resultado definitivo de la batalla, resultado que, como ya he señalado antes, fue favorable al futuro emperador. El segundo se concentra en una frase muy concisa: ante el resultado incierto de la batalla y las noticias confusas que iban llegando a París, Balzac dice que hubo pérdidas considerables en la Bolsa[16].

***

Consideremos los elementos comunes de las dos historias: en ambos casos la figura central es Napoleón y el elemento desencadenante es la insegura resolución de una batalla entablada por él (Waterloo, Marengo); en ambos casos alguien (Nathan Rothschild, Fouché) contamina la opinión pública con noticias falsas que favorecen sus intereses; y en ambos casos, esa contaminación tiene consecuencias en los mercados financieros. Podría inferirse que, como la versión de Dairnvaell es posterior a la de Balzac, aquel tomó la idea de este, pero sería una falacia del tipo post hoc ergo propter hoc. El propósito de esta nota no es otro que señalar la coincidencia –que me parece curiosa–, no establecer filiaciones textuales[17].



[1] Sí, querido lector: donde vive Puigdemont.

[2] Consultado el 06/01/2021.

[3] [Nota añadida en 01/01/2022]. Puede verse una elaboración literaria de esta versión en las págs. 239-240 de Eslava Galán, Juan: La tentación del Caudillo. Nueve meses que no estremecieron al mundo.- Planeta, [Barcelona 2020].- 795 págs., ilustr. en negro (23,5 x 15).

[4] Consultado el 06/01/2021.

[5] Consultado el 06/01/2021.

[6] Cf. págs. 9-10 de Flamant, Maurice; et Singer - Kérel, Jeanne: Les crises économiques. Sixième édition mise à jour.- [Presses Universitaires de France] (Que sais-je nº 1295), [Paris 61987].- 128 pages, 12 figures en noir (17,5 x 11,5).

[7] Consultado el 06/01/2021.

[8] Consultado el 06/01/2021.

[9] Balzac, Honoré de: Un asunto tenebroso [Une ténébreuse affaire].- Edición de Mauro [Fernández Alonso de] Armiño.- Traducción de Mauro [Fernández Alonso de] Armiño.- Cátedra (Letras Universales n.º 556), [Madrid 2020].- 412 págs. (18 x 11).

[10] Balzac, Honoré de: “Un asunto tenebroso” [Une tenebreuse affaire, traducción de Rafael Cansino(s) Assens, ilustraciones de Julio Vivas],  en Club del Misterio, VIII [(Bruguera, Barcelona 1982)], 385-488, 22 ilustr. en negro.

[11] [Armiño, Mauro Fernández Alonso de], “Introducción”, en Balzac, Honoré de, op. cit., 81-82.

[12] De Fouché y de su vocación conspiradora ya escribí en otra entrada, donde también me refiero a su relación con Talleyrand.

[13] Ya he tratado en el blog este problema de definición: Emilia Pardo Bazán llamaba a “La gota de sangre” novela jurídicopenal y Raúl Waleis subtitulaba explícitamente La huella del crimen como novela jurídica, tras reconocer explícitamente la influencia de Balzac.

[14] Cf. págs. 350 y siguientes de la edición citada.

[15] Op. cit., pág. 359.

[16] Ibíd., pág. 359.

[17] En otro orden de cosas, este tipo de sucesos solo podía acaecer en tiempos pretéritos: recientemente el gobierno de España ha aprobado un ambicioso plan contra las fake news que sin duda habrá de desbaratar desde la raíz los planes de ambiciosos banqueros o de conspiradores profesionales. Me tranquiliza hasta el punto de que creo que voy a invertir en bolsa sin temor alguno.

domingo, 12 de julio de 2020

Hammett y la historia moderna de Europa

Dashiell Hammett está unánimemente considerado como el padre de la novela negra con solo cinco narraciones largas Cosecha roja, La maldición de los Dain, El halcón maltés, La llave de cristal y El hombre delgado1, publicadas en forma de libro entre 1929 y 1934. Cinco novelas en cinco años, cinco novelas que le aseguraron el puesto que ocupa en el olimpo de la novela policiaca. Y en mitad de las cinco, como si ocupara el vértice de la pirámide, El halcón maltés2. Si no la han leído, háganlo a la mayor brevedad; y una vez leída, vean la película de 1941 dirigida por John Huston: ya saben, la de Humphrey Bogart haciendo de Sam Spade, el detective protagonista. Me agradecerán el consejo, sobre todo las nuevas generaciones, a las que esto de las pelis en blanco y negro les suena como a paleolítico medio.
Dashiell Hammett

El halcón maltés se publicó por entregas en la revista Black Mask entre septiembre de 1929 y 1930, año en que también se editó en forma de libro. La trama es en principio −como siempre en Hammett, solo en principio− sencilla: el detective Sam Spade es contratado para encontrar una escultura de un pájaro negro, de un halcón, que ha ido de mano en mano desde el siglo XVI hasta el momento de la narración. En el capítulo XIII se narra la historia del halcón: se trata de una joya que los caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén ofrecieron al emperador como tributo por haberles cedido la isla de Malta y que fue recubierta de esmalte negro para que pudiera pasar desapercibida.

Este capítulo XIII siempre me ha parecido fascinante, porque Hammett parece no ser Hammett: el escenario clásico del San Francisco de los años veinte es sustituido por un vasto fresco de la historia de Europa entre 1523 y la revolución rusa; es la historia de un tesoro que desaparece y vuelve a reaparecer, más propia de los folletines franceses de Arsène Lupin que de una novela negra americana. Las referencias históricas son abundantes y, salvo unas pocas que me era posible reconocer, siempre me he preguntado hasta dónde llegaba el hecho histórico y dónde comenzaba la fabulación del autor. Como no tengo acceso a ninguna edición anotada −no conozco ninguna en español− he decidido hacerme yo mismo el trabajo y ponerlo a disposición de aquellos a quienes pudiera resultar de utilidad. Tampoco espere el lector una sabiduría de la que carezco: voy a tirar mucho de internet (eso sí, de páginas que estime que puedan ser fiables) y de varios atlas históricos que me ha rendido muy buenos servicios: el de Kinder y Hilgemann3, para la historia universal, y los de la Real Academia de la Historia4 y de Enrique Martínez Ruiz y Consuelo Maqueda5, para la historia de España. A partir de aquí, y por no sobrecargar demasiado la entrada, casi no voy a citar fuentes concretas para cada uno de los hechos que consigne.

Bueno, vamos ya a hincarle el diente al asunto: el gordo Gutman, uno de los implicados en la búsqueda del pájaro, cuenta a Sam Spade la historia: su punto de partida es la expulsión por el sultán otomano Solimán el Magnífico en 1523 de la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén o de los Caballeros de Rodas −la identificación es correcta− de la isla que les dio nombre: en realidad el sitio de Rodas tuvo lugar entre el 26 de junio y el 22 de diciembre de 1522 pero los caballeros abandonaron la ciudad el 1 de enero de 1523, por lo que el dato se ajusta a los hechos; después, Gutman dice que los hospitalarios permanecieron en Creta, que pertenecía a la República de Venecia, hasta 1530, año en que el emperador Carlos V −el Carlos I de los españoles− les cedió las islas de Malta y Gozo y la ciudad norteafricana de Trípoli: también estos datos coinciden con lo que registran los anales; en particular, Malta pertenecía a los territorios de la Corona de Aragón −en puridad, no es posible hablar de España como estado en el siglo XVI− desde 1282.

Hasta aquí todo cuadra. Abordemos el tema del halcón de marras. Transcribo el fragmento en que Gutman cuenta la cesión de la isla y el pago, como contraprestación a dicha cesión, de un halcón al año:

Carlos V se dejó convecer para cederles [a los caballeros de San Juan de Jerusalén] […] Malta, Gozo y Trípoli […] pero con estas condiciones: cada año debían pagar al emperador, a modo de tributo, un […] halcón como reconocimiento de que Malta seguía siendo dominio español y que, si alguna vez abandonaban la isla, esta volvería a manos de España6. ¿Lo ha entendido? Carlos les regalaba Malta, pero a condición de que la utilizaran, y ellos no podían cederla ni venderla a nadie.7

Hasta emprender la escritura de esta nota estaba convencido de que la historia del halcón era una fabulación de Hammett para tener un punto de partida sobre el que construir la novela. Me equivocaba: la historia del halcón es totalmente real. Y si el lector no me cree, le ruego que consulte el artículo que referencio en nota8, en que se explican pormenorizadamente las cláusulas de la real cédula por la que se transfiere la isla a los hospitalarios de San Juan de Jerusalén, entre ellas el pago de un tributo anual en forma de un halcón vivo, pago que se va a mantener hasta finales del siglo XVIII y que se retomará como tradición en 20059. En consecuencia, lo que sí se debe a la imaginación del novelista es que el primer año, en vez de un halcón vivo se pretendiera rendir pleitesía al emperador entregándole un fastuoso halcón de oro con incrustaciones de la mejor pedrería que atesoraban sus cofres10.

Evidentemente, a partir de este momento la narración de Gutman ha de ser necesariamente ficticia, pero se citan una serie de nombres y de hechos cuya pista voy a intentar seguir a continuación. De entrada, el personaje cita dos fuentes para su su historia. La primera, Les archives de l’Ordre de Saint-Jean de Joseph Delaville Le Roulx; este autor vivió entre 1855 y 1911, fue especialista en la orden de San Juan de Jerusalén y la obra a la se refiere es Les archives, la bibliothèque et le trésor de l'Ordre de Saint-Jean de Jérusalem à Malte (1883). La segunda, Dell’origine de instituto del sacro militar ordine, de Paoli: el Paoli que se menciona es Paulo Antonio Paoli −no Pasquale de Paoli, el independentista corso− y la obra, que también es real, es Dell'origine ed istituto del sacro militar ordine di S. Giovambattista gerosolimitano detto poi di Rodi, oggi di Malta dissertazione di Paulo Antonio Paoli (1785).

Fort Sant'Angelo

A renglón seguido se citan una serie de personajes históricos por cuyas manos pasó el halcón o que dieron referencias del mismo: Philippe Villiers de L'Isle-Adam (1464-1534), maestre de la orden de San Juan de Jerusalén al que se le concedió la isla de Malta y cuyo cuartel general era el Forte Sant’Angelo (y no el castillo de Sant’Angelo, que es lo que se lee en el texto11: el castillo de Sant’Angelo, se halla en Roma, muy cerca de San Pedro del Vaticano); el caballero miembro de la orden Cormier o Corvere, del que no he encontrado referencia alguna; Jeireddín Barbarroja (1475-1546), corsario turco a las órdenes de Solimán el Magnífico; Pierre Dan (década de 1580-1649), fraile trinitario −orden religiosa fundada para la liberación de cautivos− y escritor francés que dirigió dos expediciones de rescate en el norte de África; y sir Francis Verney (1584-1615), aventurero inglés que llegó a ser capitán de uno de los bajeles de la flota tunecina y cuya fuente biográfica principal son los cuatro tomos de Memoirs of the Verney Family (1892) de lady Frances Parthenope Verney.

Del Mediterráneo −en particular, de Sicilia, según Gutman/Hammett−, el pájaro salta al continente: pertenece a Victorio Amadeo II de Saboya tras su proclamación como rey de Sicilia en 1713 y fue uno de los regalos que le hizo a su esposa cuando se casaron en Chambéry −la capital de la Saboya histórica−, tras su abdicación, abdicación que luego intentó revocar. También los datos externos son correctos: Victor Amadeo se convirtió en rey de Sicilia como consecuencia del tratado de Utecht, abdicó en 1730 y el 2 de agosto de ese mismo año contrajo matrimonio morganático con Ana Teresa Canalis de Cumian, quien le convenció para anular el acta de abdicación; la fuente que se cita es Storia dell regno di Vittorio Amadeo II de Carutti: el autor es Domenico Carutti di Cantogno y el libro se publicó en 1859.

Llegamos a la parte española de la historia, y aquí es donde encuentro el primer dato no comprobable del fragmento:

Podría ser que Amadeo y su esposa lo hubieran llevado consigo a Turín cuando él intentó revocar su abdicación. El caso es que posteriormente aparece en poder de un español que participó en la toma de Nápoles en 1734; se trata del padre de José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca, quien fuera ministro de Carlos III.12

Ciertamente, Carlos III tomó Nápoles y fue proclamado rey de ese territorio en 1734 (como Carlos VII); ciertamente, el I conde de Floridablanca fue ministro de Carlos III (1759-1788) y de Carlos IV (1788-1808) entre 1777 y 1792; pero lo que ya no es verosímil es que el padre de Floridablanca, don José Moñino y Gómez, participara en la toma de Nápoles: el nacimiento del futuro ministro se produjo en 1728 y su padre era un oficial retirado13, por lo que no parece verosímil que un exmilitar participara en una campaña de guerra posterior a su retiro. Después, el narrador de la historia afirma que el halcón quizá continuó en posesión de la familia (esto es posible, por cuanto al I conde de Floridablanca le sucedió en el título su sobrina María Vicenta Moñino y Pontejos; en ninguna fuente he encontrado la descendencia directa de don José, por lo que puede pensarse que no la tuviera) hasta el final de la primera guerra carlista, y da como fecha 1840, que es correcta si no se toma como conclusión del conflicto el convenio de Vergara (31 de agosto de 1839) sino la batalla de Morella (30 de mayo de 1840) y la marcha hacia Francia de los combatientes que aún eran fieles a Ramón Cabrera (julio de 1840). De esta manera, es perfectamente creíble que el halcón, ya cubierto del esmalte negro, reaparece en París, justo cuando la capital francesa estaba repleta de carlistas huidos de España14.

Llegados a este punto, el relato deja de apoyarse en referencias históricas reales: solo se citan dos nombres, un anticuario griego (Charilaos Konstantinides) y un general ruso (Kemidov) que parecen absolutamente inventados.

Concluyo ya: después de haber analizado las referencias históricas de una novela popular norteamericana publicada en una revista de papel barato (lo que se conocía como un pulp) entre 1929 y 1930, no deja de resultar sorprendente el trabajo de documentación llevado a cabo por un autor al que sus lectores no le exigían semejante despliegue de erudición: creo que ello es una prueba excelente de la conciencia artística y del rigor técnico con que Hammet emprendía su trabajo.

1 Se pueden leer todas ellas en Hammett, [Samuel] Dashiell: Todas las novelas [Red Harvest.- The Dain Curse.- The Maltese Falcon.- The Glass Key.- Th

e Thin Man.- Traducción de Eduardo Iriarte, Luis Murillo Fort y Miguel Temprano].- RBA (Ómnibus), [Barcelona 2017].- 953 págs. (24 x 16). Por lo que a mí se me alcanza, el único relato que excede las dimensiones del cuento y que no incluye dicho volumen es la primera redacción, inacabada (únicamente los diez primeros capítulos), perdida, más tarde hallada y póstumamente publicada en 1975 de El hombre delgado; existe traducción española: Hammett, [Samuel] Dashiell: El primer hombre delgado [The First Thin Man].- Traducción y epílogo de Justo Navarro [Velilla].- Seix Barral (Únicos n.º 5), [Barcelona 2005].- 127 págs. (19 x 12). Sería un buen ejercicio −que no desdeño realizar aquí algún día− el comparar las dos versiones de El hombre delgado: son dos novelas prácticamente distintas con ciertos puntos de tangencia.

2 Además de la traducción que ocupa las páginas 375 a 558 del volumen reseñado en la nota anterior (traducción que también figura en las páginas 9 a 250 de Hammett, [Samuel] Dashiell: Todos los casos de Sam Spade: El halcón maltés. Cuentos [The Maltese Falcon.- Too Many Have Lived.- They Can Only Hang You Once.- A Man Called Spade].- Traducción de Luis Murillo Fort.- RBA (Serie Negra n.º 102), [Barcelona 2011].- 333 págs. (22 x 14,5)), la primera versión que compré y leí fue la clásica de Alianza: Hammett, [Samuel] Dashiell: El halcón maltés [The Maltese Falcon.- Traducción de Fernando Calleja Gutiérrez].- Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo n.º 158), Madrid [71985].- 245 págs. (18 x 11).

3 Ahí van las referencias: las de la adaptación española, dividida en dos tomos, son las siguientes: Kinder, Hermann; y Hilgemann, Werner: Atlas histórico mundial. De los orígenes a la Revolución Francesa [DTV - Atlas zur Weltgeschichte.- Traducción de Carlos Martínez Álvarez y Antón Dieterich Arenas].- Ediciones Istmo (Fundamentos n.º 1), Madrid [181996].- 311 págs., mapas e ilustr. en negro y color (18 x 12); y Kinder, Hermann; y Hilgemann, Werner: Atlas histórico mundial. De la Revolución Francesa a nuestros días [DTV - Atlas zur Weltgeschichte.- Traducción de Antón Dieterich Arenas].- Ediciones Istmo (Fundamentos n.º 2), Madrid [191999].- 370 págs., mapas e ilustr. en negro y color (18 x 12). La edición original alemana presenta algunas diferencias evidentes con la española: más secciones dedicadas a la historia de Alemania y menos a la de España: Kinder, Hermann; Hilgemann, Werner; und Hergt, Manfred: dtv-Atlas Weltgeschichte. Von den Anfängen bis zur Gegenwart. Mit 267 Abbildungseiten in Farbe.- Grafische Gestaltung der Abbildungen: Harald und Ruth Bukor, Werner Wildermuth.- Deutscher Taschenbuch Verlag, [München 32010].- 667 Seiten, Abbildungen in Farbe (24 x 15).

4 Real Academia de la Historia: Atlas cronológico de la historia de España.- [Prólogo de Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón.- S. M., Madrid 2008].- 446 págs., ilustr. y mapas en color (34,5 x 25).

5 Martínez Ruiz, Enrique; Maqueda [Abreu], Consuelo; Cantera, Santiago; Ladero [Quesada], Manuel Fernando; Ladero [Quesada], Miguel Ángel; Montero, Santiago; y Olivera, César: Atlas histórico de España I.- Istmo (Fundamentos n.º 169), [Madrid 2003].- 247 págs., mapas y cuadros en color (18 x 12); y Martínez Ruiz, Enrique; Maqueda [Abreu], Consuelo; y Diego, Emilio de: Atlas histórico de España II.- Istmo (Fundamentos n.º 156), [Madrid 1999].- 245 págs., mapas y cuadros en color (18 x 12).

6 Reitero mi insistencia en el hecho de que España, como sujeto jurídico, no existía en 1530; es más, cuando Carlos I cedió la isla lo hizo en su condición de rey utriusque Siciliae, de las dos Sicilias, uno de los reinos de la Corona de Aragón, pero entiendo que exigir a un lector norteamericano de la década de 1930 que lleve en la cabeza la composición territorial de los estados patrimoniales de un emperador europeo de la primera mitad del siglo XVI es exigir demasiado.

7 Hammett, Todas las novelas, pág. 477.

8 O’Donnell [y Duque de Estrada], Hugo [José]: “La cesión de Malta a los Caballeros de San Juan a través de la cédula del 4 de marzo de 1530”, en Peregrinationes II (Accademia Internazionale Melitense); cf. https://www.orderofmalta.int/wp-content/uploads/archive/pubblicazioni/La_cesion_de_Malta.pdf, consultado el 12.07.2020

10 Hammett, Todas las novelas, pág. 478.

11 He comprobado que no se trata de un error de traducción: en el original se lee the castle of St. Angelo, no Fort St. Angelo. El lector puede comprobarlo en https://www.fadedpage.com/showbook.php?pid=20161221 (consultada el 12.07.2020), página de Canadá, estado donde los derechos de autor sobre la obra ya han expirado y ofrece el texto de la novela en varios formatos informáticos.

12 Hammett, Todas las novelas, pág. 479.

13 https://en.wikisource.org/wiki/1911_Encyclop%C3%A6dia_Britannica/Floridablanca,_Don_Jose_Mo%C3%B1ino_y_Redondo,_Count_of, consultada el 12.07.2020. Según otras fuentes fue notario mayor diocesano en Murcia (lo que no es en modo alguno incompatible) y, tras enviudar, fue ordenado sacerdote.

14 Hammett, Todas las novelas, pág. 479.