El 5 de enero de 1066 moría el rey Eduardo el Confesor y la asamblea de notables
elegía para sucederle a su cuñado Haroldo II Godwinson. El trono de Inglaterra
tenía, sin embargo, otro pretendiente que acabaría resultando vencendor:
Guillermo, duque de Normandía, llamado el
Conquistador, que venció a Haroldo en la batalla de Hastings (14 de octubre
de 1066). Guillermo, bastardo del duque Roberto I de Normandía, fue coronado
como rey de Inglaterra en la abadía de Westminster –como la mayor parte de los
reyes ingleses– el día de Navidad –como Carlomagno, como el emperador Otón III–
de 1066.
Las crónicas normandas están llenas de argumentos que
justifican la invasión: desde que Eduardo el Confesor había sancionado las pretensiones sucesorias de Guillermo hasta
que Haroldo había jurado sobre reliquias sagradas apoyar a Guillermo como rey
de Inglaterra a la muerte de Eduardo. Las crónicas sajonas niegan estos
extremos: recalcan que Haroldo prestó juramento al haber sido hecho prisionero
por Guillermo, tras encallar en las costas francesas, y que las susodichas
reliquias estaban debajo de la mesa sin que pudieran ser vistas por el rehén,
lo que invalidaba el juramento. No es el objeto de esta entrada las
triquiñuelas jurídico-legales con que los ideólogos del nuevo rey legitimaban
su acceso al trono: me interesa más la labor de propaganda. Esa labor se hace
con un tapiz, para los iletrados, y con un libro, para los letrados.
Detalle del tapiz de Bayeux: Isti mirant stellam |
El tapiz es el de Bayeux[1]. Ahora
está en el Musée de la Tapisserie de
Bayeux (siempre me acordaré de la carrera que tuve que echar para verlo porque el
autobús en el que iba llegaba a la ciudad pasadas las cinco, cerraban a las
seis y no quería perderme semejante maravilla), pero el lugar donde se exhibió
originalmente, desde el 14 de julio de 1077, fue la catedral, para que fuera visto
por todos. Es un enorme cómic de unos setenta metros de largo y medio metro de
alto en que se narran en cincuenta y ocho escenas los hechos que llevaron a la
batalla de Hastings y el desarrollo de la propia batalla. El esfuerzo
propangandístico es enorme: está todo. Hay varias escenas que merecen ser
examinadas con detenimiento; así, el juramento de fidelidad de Haroldo a
Guillermo (Ubi Harold sacramentum fecit
Willelmo duci se lee sobre una escena en que aparecen dos enormes
relicarios); la aparición de un cometa al principio del reinado de Haroldo que
se considera un augurio nefasto (Isti
mirant stellam; hoy lo identificamos con el cometa Halley, pero
ellos no podían saberlo); y la última escena, la muerte de Haroldo con una
flecha atravesándole el ojo (Hic Harold
rex interfectus est); entre medio, el desembarco de los normandos en
Inglaterra y todo el desarrollo de la batalla. La secuencia es clara: alguien
jura, ese juramento es en falso, los astros lo anuncian y ese alguien es
vencido y muerto en el campo de batalla por el rey legítimo.
El libro está en latín, por supuesto. Se titula Historia regum Britanniæ[2].
Lo escribió un clérigo galés, Geoffrey de Monmouth (Galfridus Monemutensis). Guillermo I el Conquistador había muerto en 1087; lo habían sucedido sus hijos
Guillermo II el Rojo (1087-1100) y
Enrique I Beauclerc (1100-1135) y su
nieto Esteban I de Blois (1135-1141); es en los primeros años de este último,
entre 1136 y 1139, cuando
Monmouth escribe su libro. Su propósito aparente es
simple: contar la historia de los britanos desde su orígenes hasta Cadvalandro,
en el siglo VII. Su propósito latente es mucho más complejo: dotar a la
dinastía anglonormanda fundada por Guillermo I de legitimidad histórica y
mítica. El argumento sobre el que se funda es sencillo: los normandos son los
sucesores naturales de los britanos, puesto que han conquistado la tierra que
les perteneció, lo que ya en sí mismo es un mérito; ahora bien, los britanos
descienden en línea directa de Bruto, bisnieto de Eneas, hijo de Venus –o de
Afrodita, según la mitología romana o griega que se tome como referencia–; por
consiguiente, los reyes de Inglaterra descienden directamente, como Augusto en
la Eneida, de los dioses.
Ilustración de la Historia regum Britanniae |
El libro de Monmouth es un texto fundamental, uno de los
textos más fundamentales de toda la edad media: entre Bruto y Cadvalandro, el
primero de los reyes y el último, algunos de los nombres fundamentales de la
cultura europea. Citaré tres: Cimbelino, Lear, Arturo. Shakespeare sin Monmouth
está cojo. Fue Monmouth quien dio el pistoletazo de salida al ciclo artúrico[3]:
es la fuente de Chrétien de Troyes, de La
quête du Graal, de La Morte D’Arthur de
sir Thomas Malory, de Indiana Jones incluso; como se lee en el capítulo XIII de
la primera parte del Quijote
—¿No han vuestras mercedes leído —respondió don Quijote— los anales e
historias de Ingalaterra, donde se tratan las famosas fazañas del rey Arturo,
que continuamente en nuestro romance castellano llamamos «el rey Artús», de
quien es tradición antigua y común en todo aquel reino de la Gran Bretaña que
este rey no murió, sino que por arte de encantamento se convirtió en cuervo, y
que andando los tiempos ha de volver a reinar y a cobrar su reino y cetro, a
cuya causa no se probará que desde aquel tiempo a este haya ningún inglés
muerto cuervo alguno?
Pues de ese Artús que ha de volver es de quien descienden los britanos, los
normandos, los reyes de Inglaterra, en suma. Serían medievales, pero de
propaganda política sabían un rato largo.
[1]
Una primera
aproximación al sentido del tapiz puede hallarse (págs. 8-13) en Hagen, Rose - Marie y Rainer: Los secretos de las obras de arte. Tomo 1- [Traducción de Carmen
Sánchez Rodríguez].- Taschen, Köln - etc. [2003].- 494 págs., ilustr. en color
(25 x 20).
[2]
Monmouth,
Geoffrey de: Historia de los reyes de Britania [Historia
regum Britanniæ].- Edición preparada por Luis Alberto de Cuenca [y Prado].- Ediciones Siruela
(Selección de Lecturas Medievales n.º 8), Madrid 1984.- XX + 223 págs., 2
ilustr. en negro (23 x 14).
[3]
La síntesis sobre el
ciclo artúrico más asequible que conozco es García
Gual, Carlos: Historia del rey
Arturo y de los nobles y errantes caballeros de la Tabla Redonda. Análisis de
un mito literario.- Alianza Editorial (El libro de bolsillo, Biblioteca
artúrica n.º BT 8709), [Madrid (1)1 2003].- 219 págs., 8 láminas en
color (17,5 x 11).
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