domingo, 24 de enero de 2016

Sobre Émile Gaboriau y los orígenes de la novela policiaca (I)



Émile Gaboriau

Hay una casa editora asturiana, dÉpoca editorial, que se ha empeñado en editar novelones del XIX, según dice en su propia web; dentro de su catálogo hay una serie que se titula Misterios de época en la que están traduciendo algunos de los autores fundamentales en los orígenes del genero policiaco, hasta la primera guerra mundial, aproximadamente: ya obran en mi poder El misterio del carruaje (1886) de Fergus Hume[1] y El misterio de Gramercy Park (1897) de Anna Katherine Green[2]; veo también que tienen en prensa algo de Richard Austin Freeman, de Gaston Leroux y de Maurice Leblanc (a lo mejor aprovecho la excusa y les cuento algo sobre Leblanc y Arsène Lupin, todo un personaje que marcó mi adolescencia como lector y al que de vez en cuando regreso para volver a sentirme un lector adolescente). En cualquier caso, hoy no voy a hablar de de ninguno de ellos, sino de Émile Gaboriau, de quien dicha editorial ha publicado El crimen de Orcival (1866)[3].
En los orígenes de la novela policiaca es posible distinguir dos líneas fundamentales: la más conocida es la anglosajona, que parte de Edgar Allan Poe (The Murders in the Rue Morgue, 1841, el principio de todo), que continúa con Dickens (The Mystery of Edwin Drood, 1870) y con su íntimo amigo Wilkie Collins (The Moonstone, 1868) y que cristaliza en Conan Doyle; Borges lo resume muy bien: Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) fue un escritor de segundo orden a quien el mundo debe un personaje inmortal: Sherlock Holmes [4]; para los puristas, todo lo anterior converge en Sherlock Holmes; todo lo que ha de venir parte de Sherlock Holmes; Rex Stout, en un famoso artículo de 1941 en el que postula que Watson era una mujer[5], se refiere al canon holmesiano (no sin cierta ironía, habida cuenta de lo herético de su tesis) como las sagradas escrituras.
Vidocq
La otra línea, más desconocida, es la francesa: su punto de partida es un personaje real, Eugène-François Vidocq, jefe de la policía napoleónica y postnapoleónica y fundador de la primera agencia de detectives de que se tenga noticia, cuyas Mémoirs (1828-1829) sirvieron de de modelo a Balzac (es en quien se inspira el personaje de Vautrin de Le Père Goriot, 1842, y de Splendeurs et misères des courtisanes, 1838-1847) y a Victor Hugo (en Les Misérables, 1862); hay una película protagonizada por Gérard Depardieu e Inés Sastre sobre Vidocq que se deja ver muy bien. Y en esta línea Émile Gaboriau hace el papel de eslabón con respecto al momento clásico francés (los ya citados Leroux y Leblanc) que Dickens y Collins hacían con respecto al momento clásico anglosajón, o sea, con respecto a Conan Doyle.
Al conocimiento de Gaboriau llegué a través de dos fuentes: en primer lugar, la imprescindible Historia de la novela policiaca de Fereydoun Hoveyda[6]; la segunda, el propio Sherlock Holmes quien, famosamente, diagnostica en el capítulo II de A Study in Scarlet (1887): "Lecoq was a miserable bungler," he said, in an angry voice; "he had only one thing to recommend him, and that was his energy. That book made me positively ill. The question was how to identify an unknown prisoner. I could have done it in twenty-four hours. Lecoq took six months or so. It might be made a text-book for detectives to teach them what to avoid."[7]¿Quién era ese monsieur Lecoq acerca de quien Holmes se mostaba tan extremadamente severo? Pues es el detective creado por Gaboriau: aparece por primera vez, como personaje secundario, en L’affaire Lerouge[8], y a partir de Le crime d’Orcival, como protagonista de sus novelas policiacas.
Pero veo que llevo ya escrito folio y medio y aún no he entrado en materia, me he quedado en una introducción más o menos histórica y no he hablado de lo que quería: de cómo las aventuras de Lecoq, por mucho que Sherlock Holmes las desprecie, confluyen e influyen en lo que es la línea principal del género, la anglosajona, y en particular en las propias novelas largas de Conan Doyle. Casi  les emplazo para la próxima entrada.


[1] Hume, Fergus[son Wright]: El misterio del carruaje [The Mystery of a Hansom Cab].- [Introducción de Susanna González.- Trad. de Rosa Sahuquillo Moreno y Eva María González Pardo.- Ilustraciones originales de C. Sedano].- dÉpoca editorial (Misterios de Época), [Morcín 2015].- 345 págs., ilustr. en negro (23,5 x 15,5).
[2] Green, Anna Katharine: El misterio de Gramercy Park [The Affair Next Door].- [Introducción de Carmen Forján García.- Trad. de Rosa Sahuquillo Moreno y Susanna González.- Ilustraciones originales de  L. Malteste].- dÉpoca editorial (Misterios de Época), [Morcín 2014].- 391 págs., ilustr. en negro (23,5 x 15,5).
[3] Gaboriau, Émile: El crimen de Orcival [Le crime d’Orcival].- [Trad. de Eva María González Pardo.- Introducción de Juan Mari Barasorda.- Ilustraciones de Iván Cuervo Berango y Jules Guerin].- dÉpoca editorial (Misterios de época), [Llanera 2015].- 443 págs. (23,5 x 15).
[4] Borges [Acevedo], Jorge Luis; y Vázquez, María Esther: Introducción a la literatura inglesa.- Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo, Biblioteca de autor n.º 25), [Madrid (1)1 1999].- 111 págs. (17,5 x 11). La cita figura en la página 91 de esta edición
[5] Stout, Rex [Todhunter]: “Watson era una mujer” [“Watson was a Woman”], [trad. de Silvia Serra], en Club del Misterio, XI (Bruguera, Barcelona 1983), IX-XV.
[6] Hoveyda, Fereydoun: Historia de la novela policiaca [Histoire du Roman Policier].- [Prólogo de Jean Cocteau.- Trad. de Monique Acheroff].- Alianza Editorial (El Libro de Bolsillo n.º 69), Madrid [1967].- 225 págs. (18 x 11).
[8] Hay traducción española: Gaboriau, Émile: El caso Lerouge [L’affaire Lerouge].- [Prólogo y trad. de Jaume Fuster].- Península (Ediciones de Bolsillo n.º 71, Serie negra policial n.º 12), Barcelona 1972.- 200 págs. (18,5 x 11,5).

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